Todo nos hace pensar que este puente de Burgui con el paso de los siglos sufrió algunas amputaciones. También el cauce del río parece haber sido levemente modificado.
Los puentes de esta tipología romana, o medieval, tenían siempre un número de arcos impares, siendo siempre el de mayor diámetro y el de mayor altura el arco central. Esto les hacía ser simétricos.
Quiere esto decir que este puente, cuando se hizo, tenía un arco más. El ojo del puente más próximo a la carretera viene a reforzar esta hipótesis; actualmente es un ojo pequeño, pero puede apreciarse perfectamente los restos del arranque de un arco mucho más grande, similar al que existe al otro lado del arco central. No hay que olvidar que hasta el siglo XIX no existió la carretera, y que en su lugar existía el denominado Camino Real, que atravesaba el pueblo por la calle Mayor para continuar por el puente en dirección a la foz y a Salvatierra de Esca.
El arco central era siempre el que soportaba un mayor caudal de agua, por ello sus pilares estaban protegidos por unos salientes, llamados tajamares, que acabados en punta, “rompían” el agua para que no dañase la estructura.
La construcción a finales del siglo XIX de la actual carretera obligó a eliminar un extremo del puente y a forzar el desplazamiento del cauce. Así pues, el arco mayor ya no queda en el centro; y el tajamar que soporta el grueso del caudal no es puntiagudo sino redondeado, que se ponían en los pilares en los que la fuerza del agua era más suave.
Durante el primer lustro del siglo XXI se procedió a la limpieza y restauración de este puente. Se eliminaron las abundantes hiedras que lo cubrían, cuyas raíces perjudicaban seriamente a la estructura de piedra, y se reconstruyeron algunas de las partes que estaban deterioradas. Las obras de esta restauración, acometidas en varias fases, contaron con la financiación del Ayuntamiento de Burgui y de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Navarra.