Para armar la almadía en el atadero, hay que taladrar los troncos en los extremos con la barrena, para así poderlos unir entre ellos por medio de jarcias vegetales (vergas de avellano, mimbre silvestre, etc.), formando tramos de entre cuatro y cinco metros. Este es un trabajo delicado ya que se debe conseguir que la almadía tenga una buena estabilidad.
Una vez preparados los tramos se deslizan al río (aguada) en donde se ensamblan cuatro o cinco y hasta siete según el grosor de la madera.
Ensamblada la almadía se dota del «ropero», lugar elevado del que se cuelga la ropa y las alforjas con viandas para que no se mojen en el recorrido por los ríos.