La cultura de las navatas ha sido declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Aragón.
De esta manera, el ejecutivo “reconoce y protege” una actividad tradicional que constituye parte esencial del patrimonio etnológico de la comunidad aragonesa y que “sigue viva mediante la celebración anual de descensos de navatas”.
Aragón cuenta a partir de este momento con tres bienes de interés cultural inmaterial declarados: la trashumancia, la Contradanza de Cetina y la cultura del transporte fluvial de madera.
Dentro del esfuerzo de protección y promoción el Gobierno de Aragón, a través de la dirección general de Patrimonio Cultural, se ha adherido además al proyecto de candidatura de la cultura del transporte fluvial de la madera para que sea incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Se trata de una candidatura compartida con Navarra, Cataluña y Castilla-La Mancha. Históricamente, en Aragón los “navateros” han transportado la madera de los bosques del Pirineo por el cauce de los ríos hasta Tortosa o Xerta. Aprovechaban el deshielo para llevar los troncos unidos en plataformas (las llamadas navatas) hasta el Ebro, por tres rutas fluviales, en los ríos Aragón, Gállego y Cinca, y a través de él hasta la desembocadura. Las navatas se formaban entrelazando los maderos con ramas de sarga trenzada y estaban compuestas por hasta tres tramos que se enlazaban y que los navateros conducían río abajo con la ayuda de remos.
Las últimas navatas llegaron a Tortosa en 1949 y no fue hasta los años 80 cuando en el Sobrarbe se comenzó a recuperar esta actividad y a organizar descensos por el Cinca, entre Laspuña y Ainsa, que se han ido extendiendo a otros ríos.