La acción de lavar se completaba posteriormente en casa con la colada, que venía a ser la acción de blanquear la ropa colándola con ceniza y agua bien caliente. Se hacía esto introduciéndola en una comporta de mimbre (anteriormente de madera, y posteriormente de cinc), colocada sobre una escurridera, y una vez llena de ropa, cubierta por encima con un paño sobre el que se colocaba la ceniza.
El uso de la ceniza para blanquear es una técnica que se ha usado durante siglos y tiene una explicación: Al verter el agua caliente sobre la ceniza, lo que hace es arrancarle a esta, mediante la disolución, los carbonatos de sodio y de potasio, y colarlos por el lienzo (de ahí el nombre de colada) e ir extendiéndolos por toda la ropa.
Todavía hoy no se ha descubierto ningún producto ni lejía que llegue a igualar el efecto blanqueador de aquella técnica de nuestras abuelas.